miércoles, 27 de enero de 2010

La escombrera


Mi hermano mayor estuvo a punto de objetar; en aquella época ser objetor hubiera sido algo así como declararse en rebeldía y hubiera sido motivo suficiente para dar con tus huesos en un calabozo, vaya usté a saber por cuanto tiempo. Al Final mi hermano mayor hizo la mili, se licenció en Cartagena y se compró una lambretta, con la que se pegó una piña sin mayores consecuencias en Hellín, provincia de Albacete.
Hoy día a los niños no se les ponen supositorios y mucho menos inyecciones, se les exige muchísimo menos en el colegio y ay de aquel docente que ose ponerles una mano encima. Yo recibí algún que otro guantazo, varios capones y collejas por doquier, más por parte de compañeros de clase que de profesores, todo sea dicho. Tampoco los propios progenitores te pueden "aconsejar" físicamente, porque lalmas al teléfono del menor y les denuncias. Y punto pelota.
Hoy un navegador-GPS te lleva al sitio deseado dando más o menos rodeos, pero te acaba llevando y ni te pierdes ni te desesperas preguntando a los viandantes o a otros conductores que te indican la dirección equivocada, pero sonriéndote.
Hoy si te interesa algo o quieres satisfacer una curiosidad, no tienes porque ahorrar para comprarte un libro y creer que así vas a librarte de tu horfandad intelectual; basta acudir a San Google y San se acabó. Se acabó el romanticismo de acudir a las librerías, a las librerías o a las hemerotecas, se acabó también la necesidad de ahorrar -o la posibilidad-. Y se acabó frente a la inmediatez y la inabarcable montaña de sabiduría a que a ahora podemos acudir en pos del conocimiento.
Hoy no pasas frío cuando te vas de acampada, porque los sacos de dormir y la ropa de abrigo con su inagotable variedad de tejidos térmicos, son infinitamente mejores y más baratos que los jerseis de cuello vuelto que picaban un rato y los anoraks de poliester con capucha.
Hoy no te calas los piés haciendo una excursión aunque no lleves catiuscas.
Hoy te puedes comunicar con quién desees de forma inmediata y a un coste asumible, aunque medie un océano entre los comunicandos.
Hoy ligar es infinitamente más fácil porque las tías que se acuestan con tíos no son putis, ni si quiera son unas guarras; simplemente se lo quieren pasar igual de bien que los tíso y disfrutar del sexo, sin mayores complicaciones.
Hoy puedes encontrar condones aunque no los busques, porque te los regalan en los colegios -antes se te caía la cara de vergüenza cuando ibas a una farmacia y pedías preservativos-. Y si el condón falla o sencillamente has pasado de ponértelo, no hay que plantearse grandes dilemas existencias, porque vas a la farmacia y con gran soltura pides la píldora del día después y nadie te mira raro.
Tampoco te miran raro si eres homosexual, lesbiana, lesbiano, transformer, transexual o lo que quieras ser. Al revés; es guay presumir de haber probado de todo y ser super tolerante -vamos, que lo mismo toleras un higo que un plátano de canarias-.
En fín, todo es mucho más fácil, infinitamente más fácil. Y mi infancia y mi adolescencia fueron a su vez infinitamente más fácil que la que tuvieron mis padres, unos reaccionarios de centro derecha que creían en Dios y todo lo que querían era ver a sus hijos felices y vivir tranquilos, y si se puede vivir bien, miel sobre hojuelas.
Ni yo ni ninguno de mis hermanos, ni nadie en realidad que conozca de forma cercana, ha pasado hambre, ni frío -a no ser que estuvieras de caminata en la sierra.
Mi padre sí que pasó hambre alguna que otra vez. Y miedo en la guerra civil, siendo un niño.
Y en fín, hoy todo es mucho más fácil y probablemente más seguro.
Y sin embargo... ¿Es mejor?
Hay dos aspectos clave en lo que esta sociedad es mucho más dificil que la de nuestros padres. Y que yo encuentre, sólo son dos factores, pero tan relevantes y tan necesarios que convierten todas las demás -supuestas o no- facilidades en sencillamente espúreas.
Un factor es el trabajo y por consiguiente, tu posibilidad de ganarte la vida suficiente y honradamente, con todo lo que esto supone. Aquí no es necesario dedicarle muchas más líneas; todos sabemos cómo están las cosas y lo complicado que es hoy día crecer en una empresa y desarrollar una carrera profesional dentro de ella, en parte, no lo discuto, por culpa del propio empleado y sus veleidades, limitaciones o sencillamente pasotismo.
El segundo factor está directamente relacionado con el anterior, y es la dificultad para acceder a una vivienda digna y de forma también honrada; dejemos por ahora las fórmulas alternativas de "okupación" para esa minoría antisistema y antifilvit que básicamente y resumiendo mucho, no quiere pegar ni palo.
Y resulta una paradoja que sea tan complicado alquilar o comprar una vivienda cuando hay un stock tan alarmante en el parque inmobiliario español; se calcula que hay más de un millón de viviendas listas para dar cobijo y alguna satisfacción mayor pero por las que nadie parece estar interesado -ya sea por el precio o por la imposibilidad de quienes pudieran estar interesados en acceder a ellas dadas las enormes restricciones al crédito que se vienen produciendo desde hace un par de años, aunque su precio fuera razonable-.
Hemos pasado de la barra libre en el crédito a cortar el grifo del todo aún para aquellas empresas que pudiendo ser rentables se van al garete -con todos sus empleados detrás- porque sencillamente ningún banco u organismo oficial -ICO- les abre una línea de crédito que alimente su circulante básico. Y no sólamente se van a la calle los empleados, sino que aquellas empresas que eran proveedoras de la anterior sufren directamente las consecuencias del cierre de ésta. Y así en cadena, en una espiral vertiginosa, en un endiablado efecto dominó que amenaza con dejar pocas fichas en pié sobre el tablero.