jueves, 4 de diciembre de 2008

Cabezas de gambas y pipos de aceituna

Parece que en estos momentos de zozobra es cuando uno empieza a ver las cosas más claras. Vivimos en un “tinglao” que ya no se sostiene. El soporte, la base misma de este sistema que ahora hace aguas es, sencillamente, el consumismo. Algunos dirán que para llegar a tan resuelta conclusión no hacía falta pasar por una crisis; ni de éstas ni de ninguna otra dimensión, pero como decía antes, es en estos momentos cuando la situación se hace más evidente. La industria automovilística como todo lo que ello implica –agencias de publicidad, industria accesoria, componentes, transportes y logística- a un trís de desaparecer porque llevamos varios meses en los que se vende la mitad de coches que hacía sólo un año. Paralelamente me pregunto qué pasaría si la sociedad en su conjunto, las familias, los individuos en última instancia, consumiéramos un 20% menos de todo. -Yo creo que no seríamos más desgraciados por consumir un 20% menos de todo-. ¿Se iría todo al carajo? ¿Desaparecerían los restaurantes de comida y precios ultracretivos y con ellos los nuevos popes de la gastronomía? ¿Seguirían intentando cobrarnos 1,40 € por una caña en un bar con el suelo lleno de cabezas de gambas, servilletas y pipos de aceituna? ¿La SGAE seguiría con el palo y la hucha detrás de todo el mundo? ¿Los porteros de discoteca se seguirían llamando “selectores de ambiente”? ¿Seguirían los chalets clónico-individuales sobre parcela de 450m2 a la venta de Ciudalgolf a 1.600.000 €? ¿Seguiría Terelu Campus luchando por perder unos kilos de panceta? ¿Despegarían atestados los aviones con rumbo a paraísos de pulsera y todo incluido? ¿Se incrementaría el número de consultas al dermatólogo de alopécicos interesados en un injerto de cabello? ¿Se venderían más o menos toneladas de antidepresivos? ¿Desaparecería la profesión de “shopper”? ¿Las transferencias a las comunidades autónomas seguirían en aumento? ¿Habría menos ejecutivos sueltos por la calle vociferando por su blackberry con trajes oscuros y zapatos marrones de punta cuadrada? ¿Se mantendría el precio del gasóleo de automoción por debajo del eurito? ¿Se incrementaría el número de vocaciones religiosas? ¿Descendería el número de incendios “fortuitos” en nuestros pastos y bosques? ¿Seguiría el dueño de la Bruja de Oro en lista de espera de Virgin Galactic para hacer su primer vuelo suborbital? ¿La gente seguiría comprando masivamente bestsellers del tipo “Quién se ha llevado mi queso” aún sin saber quién fue Luis de Góngora y Argote? Y un poco más lejos todavía… ¿Escritoras del tipo de Almudena Grandes o Lucia Echevarría seguirían produciendo género? ¿Una noche en una casa rural miserable pero con área de relajación zen y spa seguiría costando 145 €? ¿Seguiríamos diciendo “NO” a la energía nuclear? ¿Seguiría teniendo el blogg de Pepiño Blanco más visitas que el mío? ¿Seguiría habiendo tantas y tan inútiles cadenas de televisión?

Lamento adelantaros que no tengo ni una sola respuesta para ninguna de todas estas preguntas –no todas baladíes-.
Sólo tengo deseos, pero como bien sabe mi mujer, una cosa es lo que queremos creer y otra cosa a veces muy distinta es la realidad en sí misma. Todas las noches al acostarnos me dice… “Creo que esta noche el peque nos va a dejar dormir de un tirón”

Y ahora, una excelente ración de creatividad, originalidad y metafísica aplicada a entornos econométricos turbulentos, de todo eso que precisamente no abunda por estos lares…
http://www.wikio.es/video/588583