jueves, 4 de diciembre de 2008

Cabezas de gambas y pipos de aceituna

Parece que en estos momentos de zozobra es cuando uno empieza a ver las cosas más claras. Vivimos en un “tinglao” que ya no se sostiene. El soporte, la base misma de este sistema que ahora hace aguas es, sencillamente, el consumismo. Algunos dirán que para llegar a tan resuelta conclusión no hacía falta pasar por una crisis; ni de éstas ni de ninguna otra dimensión, pero como decía antes, es en estos momentos cuando la situación se hace más evidente. La industria automovilística como todo lo que ello implica –agencias de publicidad, industria accesoria, componentes, transportes y logística- a un trís de desaparecer porque llevamos varios meses en los que se vende la mitad de coches que hacía sólo un año. Paralelamente me pregunto qué pasaría si la sociedad en su conjunto, las familias, los individuos en última instancia, consumiéramos un 20% menos de todo. -Yo creo que no seríamos más desgraciados por consumir un 20% menos de todo-. ¿Se iría todo al carajo? ¿Desaparecerían los restaurantes de comida y precios ultracretivos y con ellos los nuevos popes de la gastronomía? ¿Seguirían intentando cobrarnos 1,40 € por una caña en un bar con el suelo lleno de cabezas de gambas, servilletas y pipos de aceituna? ¿La SGAE seguiría con el palo y la hucha detrás de todo el mundo? ¿Los porteros de discoteca se seguirían llamando “selectores de ambiente”? ¿Seguirían los chalets clónico-individuales sobre parcela de 450m2 a la venta de Ciudalgolf a 1.600.000 €? ¿Seguiría Terelu Campus luchando por perder unos kilos de panceta? ¿Despegarían atestados los aviones con rumbo a paraísos de pulsera y todo incluido? ¿Se incrementaría el número de consultas al dermatólogo de alopécicos interesados en un injerto de cabello? ¿Se venderían más o menos toneladas de antidepresivos? ¿Desaparecería la profesión de “shopper”? ¿Las transferencias a las comunidades autónomas seguirían en aumento? ¿Habría menos ejecutivos sueltos por la calle vociferando por su blackberry con trajes oscuros y zapatos marrones de punta cuadrada? ¿Se mantendría el precio del gasóleo de automoción por debajo del eurito? ¿Se incrementaría el número de vocaciones religiosas? ¿Descendería el número de incendios “fortuitos” en nuestros pastos y bosques? ¿Seguiría el dueño de la Bruja de Oro en lista de espera de Virgin Galactic para hacer su primer vuelo suborbital? ¿La gente seguiría comprando masivamente bestsellers del tipo “Quién se ha llevado mi queso” aún sin saber quién fue Luis de Góngora y Argote? Y un poco más lejos todavía… ¿Escritoras del tipo de Almudena Grandes o Lucia Echevarría seguirían produciendo género? ¿Una noche en una casa rural miserable pero con área de relajación zen y spa seguiría costando 145 €? ¿Seguiríamos diciendo “NO” a la energía nuclear? ¿Seguiría teniendo el blogg de Pepiño Blanco más visitas que el mío? ¿Seguiría habiendo tantas y tan inútiles cadenas de televisión?

Lamento adelantaros que no tengo ni una sola respuesta para ninguna de todas estas preguntas –no todas baladíes-.
Sólo tengo deseos, pero como bien sabe mi mujer, una cosa es lo que queremos creer y otra cosa a veces muy distinta es la realidad en sí misma. Todas las noches al acostarnos me dice… “Creo que esta noche el peque nos va a dejar dormir de un tirón”

Y ahora, una excelente ración de creatividad, originalidad y metafísica aplicada a entornos econométricos turbulentos, de todo eso que precisamente no abunda por estos lares…
http://www.wikio.es/video/588583

sábado, 11 de octubre de 2008

El apocalipsis según San Chêz Dragó

Que todo el sistema social, político y hasta cultural de esta sociedad tal cual la conocemos, disfrutamos y sufrimos hoy día, está basada en el el consumo, es algo que no resulta novedoso. Todo funciona -o parece funcionar, o funcionaba- porque todos consumimos todo, cada vez más, cada vez más vorazmente. Consumimos productos y servicios básicos, alimentos, vestido, transporte, educación, sanidad etc etc, y consumimos también productos mucho más elaborados y sofisticados; entretenimiento, emociones, ocio, placer, sexo, cultura, amor y desamor. Sea lo que fuere lo que alguien pueda demandar, sea cual sea la motivación, la necesidad o la razón, allí habrá algún eslabón de este sistema de mercado dispuesto a ofrecérselo. Si de viajar al espacio se trata, también. Si tiene usted dinero, puede hacerlo. Usted lo merece, usted lo vale, usted tiene derecho.
La maquinaria funciona porque está engrasada por las sustancias que mejor lubrican, son viscosas y untuosas, grasientas y simples. Son las bilis del sistema mismo, son nuestras entrañas, nuestra propia naturaleza.
La apariencia, la ostentación, la opulencia, la exaltación de lo suplerfuo y lo inneceario, siempre que sean vistosos y atraigan miradas y envidias. La codicia, la ambición desmedida... ¡La catedral del dinero! ¡Pero si es lo mismo de siempre, desde que el hombre es hombre! Sólo que ahora todos hemos creído a acariciar el carnero. Y casi hemos podido hacer nuestro el sueño de tantos siglos, convertir el plomo en oro. Y la mayoría sin saber si quiera que tan altos secretos quedan sólo al alcance de los más altos alquimistas. La Arcadia, el Potosí, el vellocino de oro, ¡Todo ha sido posible! Y en esta última ocasión ¡lo hemos tenido tan cerca! Pero una vez más ha sido un espejismo, el racimo de uvas delante de la boca del asno, un trapo al que todos hemos entrado y del que la mayoría ha salido desplumado. Otra vez ha sido la maldita burbuja, tecnológica, financiera, inmobiliaria... ¡Qué más da de qué se haya colmado esta vez la pompa de jabón! Lo que de verdad está siempre sobrevalorado es el ego, la ambición y las ganas de hacer ver que tu eres más porque tienes más, un coche más grande, una casa mejor, unas vacaciones más caras. Y los que se enriquecen sean cuales sean las circunstancias, crisis o periodos de bonanza, son lo que bien conocen de la verdadera burbuja es el alma humana y en su transfiguración material, su inclinación por tener más y hacerlo ver mejor, más visible y más conspicuo.
Esa es la verdadera burbuja, la de siempre, la inmutable, la humana.
Y escucho no sin cierto sonrojo la adhesión de Sanchez Dragó a las tesis milenaristas del genial Arrabal. Esta puerta traumática que atraviesa hoy Occidente nos conduce inexorablemente a una nueva dimensión, catárquica y reparadora, en la que el orden mundial habrá sufrido un notable bamboleo en favor de las economías que saben producir mejor a menor coste, esto es básicamente China y quizá India. Ese será el final de los tiempos conocidos, el advenimiento del anticristo, el juicio final, la caída última de Sodoma y Gomorra. Joder qué fuerte.
Lo supe hace algo menos de un mes, era aún septiembre y me dirigía a la gasolinera de Carrefour a repostar y vi las enormes farolas ya engalanadas de luces y cadenetas de colores, como presagio de la Navidad aún en verano. Este año la Navidad debe comenzar antes que ningún otro; todo lo que no se ha vendido hasta ahora hay que venderlo en estos meses. Si hace falta, este año habrá dos Nochebuenas, dos días de Navidad, dos 31 de Diciembre y por supuesto, dos 6 de Enero. Lo que sea menester. Los hombres, los ciudadanos, los contribuyentes esquilmados por sus propios mentores. Como gallinas ponedoras; ¡Si hace falta que amanezca tres y 4 veces al día para que pongan más huevos, hágase! Si son necesarias más Navidades al año, sea, con tal de mantener vivo el espejismo y que la maquina pueda seguir carburando.
Así, el hombre és cada vez menos hombre y está más lejos de lo que realmente importa y trasciende, lo esencial, que ni es tangible ni brilla, porque sencillamente resulta invisible a los ojos. (Antoine dixit)

miércoles, 30 de julio de 2008

Por un calentamiento global, suave y progresivo.

La industria del calentamiento global avanza imparable; Al Gore y su séquito de augures catastrofistas, oenegés y demás organismos adalides de la verdad incómoda, con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático a la cabeza, han invertido miles de millones de monedas y lanzado a la atmósfera miles de millones de toneladas de CO2 y porquerías aún mayores en pro de la difusión y general aceptación de una verdad innegable e incuestionable.

El planeta se abrasa y en 10 años seremos todos carbonilla. Y el que ose siquiera discutirlo, es condenado en juicio sumarísimo a galeras. Se nos acusa de irredentos, de infieles, de negacionistas.
Hoy día en el ascensor cualquier desconocido te atiza una prédica sobre el calentamiento global que te sume en un estado de perplejidad y confusión mental del que no es fácil salir. Ayer mismo el portero de casa volvió a la carga...

-Vaya nochecita hemos pasado, mi señora no paraba de dar vueltas en la cama toda sudada, y yo me he tenido que refrescar las axilas varias veces... Esto del cambio climático va muy en serio.

-Pero Pepe, por Dios, que todos los veranos son así, lo que tienes que hacer el escender el ventilador, tío roña.

-¡Si hombre, para consumir más recursos limitados y contribuir al calentamiento global! ¡Tu es que eres un incrédulo, que estamos matando al planeta y éste se rebela y se defiende con huracanes, volcanes, terremotos y viruses de todo tipo! ¿Qué te crees que es el sida? ¿Y la salmonela de la mayonesa?

Así se las gastan estos abanderados del cambio climático, este ejército de zombies que repiten una y otra vez el mismo mantra hasta que consiguen sumar un adepto más. O un millón.
Cada vez que se publica un estudio "científico" que va en esta dirección todos los medios de comunicación, hasta la hoja parroquial, se hacen eco, lo difunden y magnifican. Cuando lo que se publica es contrario a estas tésis, las redacciones se van pasando la información de mano en mano, cual moneda falsa y lo miran de soslayo recelosamente. El grosor del hielo en el polo sur aumenta en los últimos años y sus temperaturas bajan mostrando una tendencia opuesta a las teorías impuestas por este ejército de salvación, redentores y papanatas varios, y ningún medio de comunicación ofrece la noticia, que podría causar estupefacción generalizadas y mermar los ingresos de las arcas del sin fín de empresas-organismos-instituciones que viven de esta historia.
Fíjese el lector que la he llamado historia, y no pamema o pamplina, porque intentando ser riguroso y medianamente científico en el análisis, sí parece claro que salvo casos puntuales donde se da el efecto contrario, en general se puede afirmar que en los últimos 50 años, la temperatura media del planeta ha aumentado en varias décimas de grado, y esta tendencia parece más acusada en los últimos 10 años de la serie. Pese a lo cual, sigue habiendo lugares de la tierra donde avanza la extensión de los glaciares y el grosor de la capa de hielo y donde en defintiva, bajan las temperaturas de forma sensible. Aún no sabemos de forma incotrovertible cómo afectan las emisiones del dióxido de carbono, de ese mismo CO2 que el jet privado de Al Gore emite con profusión cada vez que viaja en pos de un nuevo talón millonario.

Es decir, no niego la evidencia, que salvo manipulación y fraude masivo de registros y datos, parece que apunta en la dirección de un calentamiento más o menos global. A lo que me niego es a aceptar que el único responsable del supuesto calentamiento -esta noche hemos dormido con una colcha, en plena canícula- sea el malvado ser humano que emite más y más CO2.

El clima no ha sido constante a lo largo de la historia conocida, y aunque sólo se tienen registros fiables desde los últimos 100 años, hay otras formas de conocer cómo fue el clima en la antiguedad; a esta ciencia la llamamos paleontoclimatología, y lo que nos dice es que, por ejemplo, la edad media fue en Europa un periodo relativamente cálido, más aún que el actual, y entonces poco CO2 emitíamos a la atmósfera, hasta el punto que la actual Groenlandia era entonces una isla verde repleta de pastos y ganado -Greenland, tierra verde- frente a la actual costra de hielo que la cubre en su mayor parte.
Tendremos que ver en qué medida el hombre y sus deplorables emisiones de CO2 y otros gases llamados de efecto invernadero somos responsables del actual calentamiento, o si éste responde a un ciclo más en el devenir climático del planeta, o si obedece no al CO2 sino al metano que lanzamos con generosidad a la atmósfera muchos de los seres vivos que habitamos el planeta, y que somos, por definición, flatulentos, o si por el contrario responde a un cambio en la física del sol y sus ciclos más o menos regulares, con periodos de mayor y menor actividad termonuclear, que se traducen en mayor o menor presencia de manchas solares en su fotosfera.

Y bien, si al fin y a la postre fuera cierto que nos calentamos -yo aún no noto nada- ¿Qué habría de espantoso en que subiera una décimas la temperatura media del planeta?
Sí, ya sé, los sesudos ecologistas como mi portero Pepe y su mujer Marcela nos han advertido una y mil veces sobre sus posibles efectos adversos, como la desparición de miles de especies de animales y plantas por la destrucción de su hábitat, o la multiplicación de fenómenos meteorológicos devastadores, como tifones, tornados, gotas frías por doquier, sequías de proporciones bíblicas y todo tipo de plagas. Inundaciones, subida del nivel del mar en varias decenas de metros, desaparición de islas, arrecifes de coral y atolones etc etc. Sin olvidar los terremotos, tsunamis y hasta lluvias de meteoritos candentes. Toda una panoplia de infortunios y calamidades que acabaría con todo rastro de vida sobre la faz de la tierra en un satiamén. Y digo de vida, que no de vida inteligente, porque parece que esa se despidió hace tiempo. Sinceramente, yo no me creo nada.

Sin embargo, los posibles efectos positivos de una suave y gradual subida de la temperatura media del planeta, son más visibles, y de ellos nadie se atreve a hablar...
Tiraríamos mucho menos de la calefacción, con un empleo de combustibles fósiles, altamente contamientes, y de electricidad considerablemente inferior. Aquí mis porteros, que son los que se encargan de alimentar la caldera de carbón no me pueden negar que las ventaja son evidentes. Menos trabajo para ellos y menos toneladas de CO2 a la atmósfera. Los seres humanos tendríamos menos necesidad de abrigo; menos animales que sacrificar para utilizar sus cálidas pieles, menos tejidos plásticos y en general menos industria química tan contaminante. Y por supuesto, menos uso del transporte, público y privado, ya que una parte importante de nuestros desplazamientos los podríamos hacer a pie disfrutando de una temperatura más suave y un clima más benigno.
Las cosechas podrían ser mucho mejores y determinados cultivos podrían dar varias veces fruto al año; se acabó la escasez, los precios de las materias primas y los productos agrícolas disminuirían y mucha menos gente moriría de hambre. Y aún más, los excedentes podrían destinarse a la producción de biocombustibles. Hasta podríamos difrutar de vinos tintos cultivados en zonas ahora impensables, ¡y quién sabe si de aceitunas inglesas! Una vez más, todos contentos.
En los países de inviernos más rigurosos moriría menos gente de frío. ¿Sabéis cuántos hombres y mujeres mueren de frío en Rusia trás darse al vodka para combatir el frío y caer desvanecidos en cualquier parque o cualquier acera?

En fín, éstas son sólo algunos de los posibles efectos benéficos, no todos baladíes.

Más en serio, lo único que pido al común de los ciudadanos es que no den por bueno todo lo que nos digan desde los altavoces mediáticos y oficialistas, por mucho que nos den la matraca.

La realidad es mucho más rica y desde luego, mucho más compleja. Pocas veces nos encontraremos ante hechos del todo incontrovertibles; pongamos en marcha la reflexión, el siempre sano escepticismo, la apertura de mentes y la lucha contra el pensamiento único y granítico, por mucho que esto de la reflexión y el disenso "incomode" a los abanderados de la verdad única, a estos augures de la catástrofe que viven de la subvención y de las conciencias confusas y culpables de quienes ofrecen donaciones a todo este tipo de asociaciones que supuestamente trata de alertar y luchar contra el cambio climático.

Acabemos con el borreguismo institucionalizado, dudemos, cuando menos, de quienes no quieren ni pueden escuchar más voz que la suya, y pongamos en cuarentena a esa pléyade de arúspices de la debacle.

Y es que yo nunca fui amigo de rebaños, y mucho menos de pastores.

lunes, 16 de junio de 2008

¡Viva la crisis!

Ayer Domingo almorcé con Mauricio, un amigo acaudalado del que hacía meses no tenía noticia y al que suponía disfrutando de alguno de sus idílicos viajes, descubriendo lugares remotos todo vestido de Coronel Tapioca o tumbado a la bartola servicialmente atendido por bellas damiselas en cualquier playa de las Seychelles.
Nada más lejos de la realidad... Mauricio está aquí mismo, en Madrid, en este Madrid que sufre los envites de la crisis y las huelgas de los nunca suficientemente bien ponderados vigilantes de la ORA. Este Madrid que lleva viendo llover dos meses y sobre el que toda la gente malhumorada vuelca sus iras.

-¿En Madrid? ¿Y qué haces tu aquí, no ves que ésto se cae?

-Precisamente chato, quiero vivir la crisis a cuerpo de rey; desde el 92 no había otra igual y hay que aprovecharlas. Además, parece que ésta es de verdad, por muy en Europa que estemos -aunque no lo seamos- todo apunta a que nos va a atizar fuerte, no tienes más que mirar a tu alrededor...

Y miré a mi alrededor; mesas vacías y pocos comensales, así que tocábamos a dos camareros y medio por cliente.

-Hace sólo unos meses para comer aquí tenías que reservar mesa con semanas de antelación, aguantar voceríos y paletos que venían a comer sólo para contarlo... ¡A cuántos he visto dándole al palillo! Por no hablar del servicio, que no daba abasto. Mira ahora; no tienes más que levantar la mirada y viene el maitre para preguntar si todo está a nuestro gusto, todo en su punto, en su justo momento, bien preparado y mejor presentado. Y encima me invitan al puro...
Además, han vuelto a los camareros de toda la vida, a los que nos conocen y saben nuestros gustos. No veas qué coñazo antes, que muchos no hablaban ni español en condiciones, y de vinos, ni aceites, ni puros, ni cafés, ni de comida ni nada de nada. Ni puta idea. Y lo más normal es que a tu lado -joder, si es que ya ni se cabía de lo apretadas que estaban las mesas- te tocara lo que te decía, un nuevo rico que habla a gritos y que se cree que sabe algo de vinos porque ha hecho el coleccionable de algún periódico. Pero coño, si es que no tienes más que pedirte una caña en la barra; ahora te ponen una tapa de aúpa y te ofrecen el Marca y El Mundo.

-¿Y la hipoteca, a ti no te afecta la constante subida del euribor?

-¿Yoooooooo, hipoteca? ¿Euribor? Nada de eso, todo lo contrario, ya sabes que tengo dos casas en Madrid y otra más en la costa, ah, y un par de plazas de garaje que no veas lo que me están dando ahora... Todo heredado, así que nada de hipotecas. Al revés... mira, hace un año en el banco no me daban nada por mis ahorros, ahora que el precio del dinero ha subido por la inflación y no sé qué zarandajas más, me saco todos los meses casi mil euritos por tener los ahorros en una cuenta corriente. Y como soy cliente preferencial, me dan medio puntito más que a los demás... Cosas de ser rico.

Y más cosas; como ahora no compra un coche ni el tato, la semana pasada fui a darme un garbeo por el concesionario de Jaguar, por curiosidad, más que nada, es que me dijo mi primo Angel que habían sacado un modelo nuevo, más deportivo, nada para carrozas... Pues bien, no les faltó más que extenderme una alfombra roja según avanzaba y lanzarme loas y pétalos de amapola. Al final les saqué un montón de extras, joder, casi por valor de 3.000 Euros, y por pagar al contado otros 1.800 Euros de descuento. ¡Les hacían los ojos chiribitas contando la pasta! Así que nada, ahí se lo he dejado al aparcacoches, porque ahora ya no hay que hacer cola ni rogar. ¡Te abren la puerta y te sonríen!
¿Quieres que te cuente más ventajas de vivir una crisis teniendo pelas?

-¿Las hay?

-Tu verás... antes las carreteras iban atestadas y cualquier pardillo te adelantaba con un Seat Ibiza tuneado, atascos hasta para echar gasolina... Y ves, mira qué bien se circula ahora, menos congestión, menos tráfico, menos contaminación, menos muertos en las carreteras, menos cabreos, menos horas de desesperación perdidas en el coche por culpa de los sempiternos atascos. ¡Los de los peajes van jodidos!

-Caramba, pues así visto...

-Y si has sobrevivido al crack inmobiliario con un mínimo de solvencia, ahora puedes darte verdaderos caprichos por la mitad de precio. Sabes que tengo un barquito en Altea, pues bien, por primera vez en todo estos años el amarre me lo han bajado y me han ofrecido la casa que me gustaba casi por la mitad que hace 2 años. Pero lo mejor de todo es que las terrazas, los restaurantes y hasta el club naútico ya no están llenos de tíos cutres. Sí, ahora la verdad es que es una gozada. ¡El pantalán está vacío!
Y de viajes ya te hablaré otro día, que he quedado dentro de un rato con Laurita, pero imagínate las ofertas que hay ahora, viajas en business a precio de risa y además... ¡sólo¡.
En fin, ahora ya en serio, no quiero que pienses que soy un desalmado; lamento como todo el mundo que estemos pasando por estas estrecheces, pero hay que hacerle frente de la mejor manera posible.

Oye chato, ¿tu qué quieres de postre? Yo me voy a pedir mi flan con nata, verás como ahora me lo ponen con una ramita de canela...

lunes, 9 de junio de 2008

No a Madrid 2016

Que la celebración de unos JJOO en Madrid tendría unas ventajas claras para la ciudad, es una obviedad, pero yo estoy convencido de que a la inmensa mayoría de los madrileños nos traería más perjuicios -daños colaterales, Bush padre dixit- que beneficios.

Siendo niño, fiel seguidor de un buen número de deportes por televisión, -recuerdo que dejé de ir a misa los domingos a la una por ver baloncesto en TV2- entre los que se encontraban el fútbol, el baloncesto, el tenis, el esquí, las motos y la fórmula uno, que ahora recuerde, un partido me dejó profundamente marcado en el fuego liberador del relativismo.
Ojo, se trataba de un primer contacto con el relativismo pragmático y enriquecedor, nada que ver con el relativismo vacuo que hoy día invade todas las instancias de la vida y que iguala al zopenco con el ilustrado que comenté en la anterior entrada, ese relativismo que Houllebecq describe y critica -a mi sano juicio, muy acertadamente- en sus partículas elementales.

Al grano; con el crono a cero, era la final de una copa de Europa contra el Maccabi de Tel Aviv del año catapúm, y Prada disponía de dos tiros libres para ganar el partido y la copa. Bastaba uno para obrar el milagro, pero -como diría a la mañana siguiente la portada del ABC- "no pudo ser". No entró ni uno ni otro y el Real Madrid se quedó sin copa de Europa y yo con la miel en los labios.
Me subió velozmente la sangre a la cabeza, sentí una terrible congestión y un enfado mayúsculo; un berrinche sin parangón se apoderó de mi. Los gritos guturales e histéricos se entremezclaban con llantinas ridículas y patadas al aire -y a algún mueble-, y en tan vergonzante estado sorprendióme mi padre.
No me recondujo por el camino de la serenidad y la contención de un sopapo, ni siquiera un pescozón, tan sólo me preguntó... "¿Y a ti qué más te da que gane o pierda tu equipo?" "¿Es que vas a ser mejor, más alto, más guapo o más rico porque gane un equipo u otro?"

¡Cojones, pues tenía razón mi padre! Si hubiera apostado un millón de las antiguas :-) pesetas a que ganaba el Madrid, el enfado tenía una más que clara justificación. Si yo hubiera sido jugador, entrenador o directivo del Madrid y me hubiera llevado un maletín por ganar, el berrinche tendría una explicación razonable. Pero ninguna de esas situaciones era la mía. Yo era un púber de 10 ó 12 años lleno de granos y vacío de certezas que se daba de bruces con un planteamiento básicamente relativista.

Y sí, mi padre tenía razón.

Perdí algunas cosas por el camino, como la pasión a la hora de seguir a equipo alguno de ningún deporte; pero gané otras más importantes, porque al domingo siguiente que había deportes en la dos, tampoco bajé a misa de una, pero a cambio me leí "La Colmena" del bueno de Cela, y después vendrían otros tantos libros y otros tantos autores.

¿Y a mi que más me da que se celebren en Madrid o en Pernambuco -ignoro si esta noble villa brasileña es candidata- las olimpiadas de 2016? ¿Y a mi en qué me afecta?

En nada bueno. Si tuviera un hotel, una cafetería estratégicamente situada, una tienda de recuerdos y soplapolleces por el estilo, pues sí, a lo mejor en algo me beneficiaría.

Pero como yo no tengo ni por asomo negocio parecido, lo único que notaré caso de celebrarse en esta ciudad las olimpiadas, es que los precios subirán -más. Si, más, mucho más-, que habrá más atascos -más. Sí, más, muchos más- provocados entre otras cosas por muchas más obras -más. Sí, más, muchas más- y que habrá más carteristas y descuideros de falcata en mano por cada una de las esquinas de esta sufrida ciudad.

Aún recuerdo que la anterior vez que Madrid pasó este primer corte que hace un par de días acabamos de volver a superar, los barrios cercanos a las supuestas sedes olímpicas y dónde se celebrarían las mil y una disciplinas comenzaron a hervir de felicidad. ¿Por qué? En aquella ocasión porque el precio de sus viviendas se había disparado inmediatamente, y sus vecinos saltaban de alegría y caminaban ufanos por las aceras pensándose más ricos y más guapos. Sólo les faltaba descorchar una de champaña.

Pero claro, como sabemos que trás la borrachera suele sobrevenir la resaca, mirémonos ahora cómo y dónde estamos. Y ya entonces me prometí...

¡No vuelvo a beber!

Pero no lo cumplí.

domingo, 18 de mayo de 2008

Entre la futilidad, el eclecticismo y la nada.

Leve, muy leve se me antoja la actualidad musical española, y no por lo etéreo, sino por lo efímero e insustancial…
Esta tarde mi mujer me ha tenido que dejar su coche –por cierto, cariño, te he llenado el depósito, para que luego me digas que no te hago ningún regalo- y al arrancarlo se ha encendido la radio. Da igual la emisora, era una radiofórmula más de la Frecuencia Modulada; Me he hecho mayor, porque toda la música que me he encontrado le ha parecido intolerable a mis pabellones auditivos.
Es posible que a quien tenga 10 años más que yo también le pareciera una basurilla la música que yo escuchaba cuando era un adolescente repleto de testosterona y sediento de vida, y por cierto, sigo escuchando la misma música. ¿Es que hay otra?

Y no es un problema de medios, de tecnología o de tiempo; es de creatividad, de talento y de esfuerzo. Lejos quedaron los tiempos en que los cantantes o grupos españoles para dar más bombo a sus long plays presumían de haberlos grabado en los mejores estudios del mundo, que entonces estaban en Los Angeles, Londres o Nassau. Ahora cualquiera un poco pizpireto y apañado puede grabar en su casa con unas ayudas técnicas que ya hubieran querido los que como Nano, grababan en su casa maquetas y maquetas con un radio casete de dos pistas y un micro comprado en un baratillo.
El problema, la carencia más bien, es de creatividad. Las letras de hoy día, como los guiones de cine en su mayoría, son auténtica nadería, que dejan al más ñoño de los temas de los 80´s a la altura de un maestro letrista. Y los grandes grupos de hoy día, o por lo menos los que más venden, tampoco ayudan mucho en este sentido; una vez más insustancialidad, frugalidad, escasez; nada. Mucho gorgorito, mucho engolamiento, mucha imagen de chicos y chicas malas que pareciera pretender indigencia, eso sí, descansando sus cuerpos sobre colchones armados de millones de euros. Así cualquiera viste ropas andrajosas. No veo nada de originalidad, de fuerza, de ganas –y mucho menos necesidad- de transmitir algo. Para decir que el único al que veo con garra y con mopa es Bisbal podemos imaginar qué turbio se me antoja todo.

Témome que esto que ocurre con la música, fútil e insustancial, no es más que un reflejo de lo que ocurre en el conjunto de la sociedad española. Nada. No ocurre nada. Anestesia general, ni escepticismo siquiera; televisión pestilente a mansalva, videojuegos, drogas de diseño, trajes de marca y móviles. Y tortillas de patatas deconstruidas. Y vapores de lentejas del pago del marqués de putufuá sobre evocaciones de anís al aroma de humus cristalizado, con notas retronasales de madera y rumores caramelizados de nada. Los cocineros elevados a la categoría de gurús a los que todos reverenciamos, aunque sólo sea porque sentarnos a sus mesas cuesta 500 euros el cubierto -de diseño, eso sí-. Aparcacoches que se llaman “consultores de estacionamiento”, papanatas que visten trajes de marca con zapatos marrón claro. Apariencias, ostentación, lo quiero todo y lo quiero ahora…
Galanes de freiduría conduciendo deportivos de muchas campanillas aupados a lomos del más feroz eclecticismo. Dichoso todo vale, dichoso relativismo… Doncellas de saldo y esquina –Sabina dixit- que salen en el “Semana” vendiendo su alma al euribor. “Me compro esa casa en la playa y lo dejo”, proclama una… Lo mismo da un pollino que un barbado profesor, ya lo decía el tango, "...que este mundo es y será una porquería, ya lo sé, en el 510, y en el 2000 también…"

Y el pinchazo inmobiliario, la caída del ladrillo y el castillo de naipes se desmorona. Cuatro golpes de mar y la barcaza hace aguas, y los que eran alcaldes pasan a ser reclusos y los que se hacían de oro transformando cuchitriles en lofts de lujo a su alcance tienen que llamar a Cofidis para poder mantener la pamema un mes más y así el Mercedes siga luciendo en la puerta.

Aunque sólo sea un mes más, por favor.

Y encima este Gobierno, que parece habernos tomado a todos por tontos, y lo peor es que quizá éste haya sido su mayor su acierto.

Pero… ¿Estábamos hablando de música? ¿De qué música?

sábado, 10 de mayo de 2008

¡Mariano, coño!

Perplejo quedo, Mariano. Ahora dices tener el coraje, las ganas y la ilusión suficientes para ganar las próximas elecciones... ¿Pero de verdad crees que eso te convierte en el mejor candidato de los posibles para desbancar a Zapatero?

Yo también tengo ganas -muchas, créeme- coraje e ilusión para desalojar a este zopilote y a toda su cohorte de satélites estultos del Gobierno de la Nación. Pero sé que yo no soy el mejor de los candidatos posibles para hacerlo, por eso confío en otros para esta tarea. ¿Porqué no haces tu lo mismo?
A estas alturas deberías tener la certeza de tu incapacidad para ganar a Zapatero, como la tenemos casi todos.

Ignoro si de verdad crees que eres el candidato idoneo, pero si en verdad lo consideras así, debes ser apartado de inmediato, por infeliz y por pesado.
En esta vida se pueden ser muchas cosas, pero lo que es imperdonable es ser un coñazo, y tu te estás convirtiendo en uno muy grande. Quizá me estoy precipitando y es que lo tienes todo pensado para abirir las puertas a tu sucesión en el próximo congreso del partido, me da que no, pero en fín, cada día que pasa y sigues sin hacer oposición atendiendo a los asuntos internos que te reclaman por tu propia situación de fragilidad, es un día perdido en el que dejamos equivocarse al Gobierno una y otra vez -playa de Bakio, Justicia, Solbes y Sebastián, el Lehendakari y su permanente órdago al conjunto de la Nación, Montilla, el trasvase del Ebro y un largo etcétera de despropósitos que pasan inadvertidos para el común de los votantes gracias a tu inacción- sin que encuentre oposición.

Para que ahora vengas y digas que sabes lo que haces y que te encuentras con ganas, coraje, e ilusión... ¡Vamos ya hombre!

¡Con el cariño y simpatía que yo te profesaba y ahora te me antojas un tostón incomprensible! Ya no te puedo pedir que recapacites porque veo que no lo haces ni lo vas a hacer, así que tengo que pedirte, a las claras, que te marches y facilites así la imprescindible renovación del partido, marcado aún por la gestión de la tragedia del 11M. Como se han ido Zaplana y Acebes, comprendiendo que hacen lo mejor para el futuro del PP. Haz tu lo mismo y escucha:

¡Mariano, vete a paseo!

miércoles, 12 de marzo de 2008

Mariano, que te pierdes.

Recapacita Mariano, que te pierdes...
Estoy seguro que hubieras sido un excelente presidente de Gobierno; Aznar te eligió digitalmente para continuarle, y todo hubiera seguido por los cauces naturales de no haber sido por Iraq y la dichosa foto de las Azores primero y por el terrible 11M 2004 después...
No voy a entrar en profundidad en ninguno de los dos asuntos. Si Aznar tuvo sus razones para apoyar a Bush y mandar a nuestro ejército a Iraq frente a la muy mayoritaria opinión de la sociedad española, muy sensible al nefando asunto de las guerras, las desconozco, como imagino que las desconoce el más silvestre de los mortales. Aznar, contra el viento y la marea de la opinión pública española insistió hasta la estulticia en acompañar a Bush en semejante empresa, desafiando a las voces que se alzaban en su contra, tímidamente primero y a gritos después, incluso dentro de su propio partido. Me temo que nunca sabré porqué actuó de esta manera... Más adelante llegó el 11M, y con la tragedia, todo el movimiento mediático del grupo PRISA, con la cadena SER y el diario El País a la cabeza provocando una desbordante corriente de animadversión violenta y odio hacia el Partido Popular. Ataques a sus sedes y a sus dirigentes espoleados directamente por los periodistas más renombrados de esos medios afines al PSOE y, seguramente, alimentados por los propios errores cometidos por el Partido Popular durante esos tres días hasta las elecciones generales. Errores en su política de comunicación, equivocaciones bien o malintencionadas con fines partidistas, tampoco lo sé; de lo que no me cabe duda es que muchos de esos errores fueron propiciados por sus propios servicios de inteligencia y en definitiva, las más altas instancias de sus cuerpos de seguridad y fuerzas del Estado. El hecho innegable es que las elecciones finalmente se celebraron en el día previsto, en medio de un clima de estupefacción y dolor generalizados. Y sucedió lo que pretendían los islamistas con su brutal atentado y que hasta ese momento ninguna encuesta podía siquiera intuir. Aún con la guerra de Iraq en marcha y nuestras tropas allí, Marian hubiera ganado las elecciones, pero el 11M provocó, con la agresiva e inestimable ayuda del grupo PRISA, un vuelco electoral.
Y entonces ganó Zapatero, ZP, zapatitos...
Mariano estaba preparado para ser Presidente del Gobierno, no para ser el líder del principal partido de la oposición. Y creo sinceramente que hubiera sido un excelente Presidente de Gobierno, pero en el papel que el destino le llevó a interpretar no había ni un sparring de tercera.
Mariano, creo, es un tipo honesto, trabajor, leal, humano... tiene valores, corazón y sentimientos -esto no lo digo por lo de la "niña", ya lo creía antes-, pero para opositor, aparte de ser registrador de la propiedad, no ha valido. Le falta bilis, mala sangre, verborrea, dialéctica, imagen -no "da bien" en cámara, dicen los más avezados-. Hay en su partido, bien cerca de él mismo, personas que se conducen y expresan con mucha mayor brillantez además de ser más telegénicos... casi cualquiera, la verdad.
Y ahora, Mariano, has perdido las elecciones. Las segundas.
No es ninguna deshonra, ningún desdoro.
Pero por favor, no digas que Felipe Gonzalez primero y Aznar después perdieron también dos elecciones antes de llegar a ser Presidentes de Gobierno. Porque escudarse en ese dato del todo anecdótico ya sí que tiene algo de bochornoso que en nada te favorece.
Mariano, no te presentes por tercera vez, que sé cómo acabaría esto, y nos plantaríamos ya en 2016.
Y te voy a dar una razón de peso. Si nos has sido capaz de vencer en las urnas al peor Presidente del Gobierno que ha tenido España en democracia, al peor de los posibles, es que nos has sabido o no has podido hacerlo mejor. Cualquiera, insisto, sí lo hubiera podido hacer mejor. Deja que sean las bases del partido, su militancia y simpatizantes, quienes hablen, escúchales a ellos y no dejes querer y adular por la complaciente y edulcorada diagnosis de quienes tienes cerca.
Es posible incluso que hubieras podido ganar las elecciones de haber llevado como número dos a Gallardón, por la mínima, pero creo que hubieras ganado. No sé tampoco qué te llevó cerrilmente a apartar a este hombre de tu lado. A mi no es que me caiga bien ni mal, pero te hubiera ayudado mucho, es infinitamente más brillante que tu, tiene mejor imagen y presencia, mejor oratoria, hubiera arrebatado muchos miles de votos de indecisos que finalmente se decantaron por el PSOE, pica de aquí y de allá -ningún posible votante del PP hubiera dejado de votarte aún no comulgando del todo con Gallardón y a cambio, insisto, muchos votantes potenciales del PSOE, centrados y moderados, se hubieran inclinado decisivamente por el PP-. En fín, han sido muchos errores, muchas cagadas, muchos despropósitos que han llevado a este sujeto llamado Zapatero al poder por otros... 4 años. Y Zapatitos es un tipo del que ya sabemos que debemos desconfiar, es necio y es falso. Es ignorante y ufano. Es un idiota al que vosotros, empezando por Aznar, nos habéis condenado por otros 4 años. Pero no más por favor.
Te lo ruego Mariano.